A los 43 años, el ciclista argentino Juan Curuchet dio un ejemplo de perseverancia y le puso un broche de oro a su destacada trayectoria deportiva, al imponerse con su compatriota Walter Pérez en la prueba americana de los Juegos Olímpicos de Beijing.

　　Este luchador oriundo de la ciudad de Mar del Plata llegó a la capital china preparado como nunca y con la seguridad de que iba a imponer un récord difícil de superar: ser el argentino con más participaciones en la historia.

　　Su preparación para Beijing había tenido un sinsabor que le dolió en el alma, cuando se postuló para ser el abanderado de la delegación de 136 deportistas argentinos, que luego se redujo a 134, pero finalmente fue elegido el notable basquetbolista Emanuel Ginóbili.

　　De todos modos, no bajó los brazos y junto a su amigo e inseparable compañero le dio este martes la primera medalla dorada al ciclismo argentino en la historia olímpica, además de elevar a 16 los metales del ansiado color que han logrado deportistas de su mismo país.

　　Curuchet jugó al fútbol hasta los 15 años en la liga de Mar del Plata,una tradicional ciudad balnearia situada a 400 kilómetros de Buenos Aires,hasta que su cabeza hizo un "click" y cambióla pelota por la bicicleta.

　　El gran responsable fue su hermano mayor, Gabriel, el mismo con el que compitióa su lado hasta diciembre de 2002 con brillantes resultados, el mismo que hoy es su director de equipo, el mismo que hoy lo abrazóhasta las lágrimas en el Velódromo Laoshan.

　　Gabriel culminósu carrera a los 39 años, siendo considerado el ciclista argentino más exitoso de la historia. Juan lo hace con una victoria en un Juego Olímpico, donde nunca había obtenido un podio y su mejor actuación habían sido dos quintos puestos (en la carrera por puntos).

　　Aficionado de Boca Juniors en fútbol, el clásico rival de River Plate,del que es simpatizante Pérez, el ciclista había tocado su techo en 2004,cuando ganócon su compañero el Mundial de Melbourne 2004.

　　Padre de cuatro hijos, casado con Yanina Flores, Curuchet proviene de una familia donde la bicicleta es un integrante más, que rodóy rodódurante 28 años hasta la medalla más preciada en Beijing.

　　También cerróotra herida que aún sangraba, cuando en 1995 el director deportivo del equipo le impidióparticipar de los Juegos Panamericanos,disputados nada menos que en su ciudad de origen, porque lo consideraba acabado.

　　Hoy demostró, con 43 años, que el esfuerzo tiene su premio y que nunca hay que rendirse. Curuchet no claudicóy le puso un broche de oro a su carrera. Fin